Es músico, poeta e ilustrador insigne del Diario Última Hora de Asunción Paraguay, medio en el que se desempeña hace más de dos décadas. En esta entrevista realizada por el periodista y músico Elías Piris, Mario Casartelli habla de diversos temas: como ve a la juventud paraguaya "de un tiempo a esta parte", de los orígenes de la manzana, de la decadencia de los suplementos culturales en los medios escritos paraguayos y mucho más.
Mario Casartelli no necesita presentación, si alguien no entiende el significado de hombre multifacético, es el vivo ejemplo de esta expresión.
Dice la frase: quien mucho abarca poco aprieta, pero sabemos que Mario Casartelli es al mismo tiempo poeta, ilustrador y cantautor: ¿Como lograste combinar esas tres disciplinas artísticas en tu vida y lo más importante, como te dio el tiempo?
La frase es acertadísima. Pero, precisamente, esa diversificación no me permite ser el gran ilustrador ni el gran cantautor ni el gran poeta. Por supuesto, cuando me dispongo a escribir un libro de poemas o componiendo para grabar un disco, vivo semi encerrado, consagrando todo mi tiempo libre en lo que estoy gestando. Eso sí exige cierta disciplina.
¿Cuánto tiempo llevas trabajando en Diario Última Hora?
En esta segunda etapa voy por los 23 continuos, pero tiempo anterior ya estuve un par de años.
¿Te imaginas a los medios escritos sin humor gráfico?
Serían aburridísimos y les faltaría esa pequeña dosis de variación que, después de todo, necesitan todos los aspectos de la vida.
Darle el ribete humorístico a la actualidad de tu país, ¿lleva tiempo, o sale espontáneamente?
Un chiste puede salir en cinco minutos como en dos o tres horas. Claro, hay por detrás la previa información del humorista, que cotidianamente se toma su tiempo para estar al día con los acontecimientos. La gente ve el “dibujito” y piensa: ¿Eso nomás le llevó tanto tiempo? A ello se suma que uno busca cada día dar en el blanco preciso de lo que sería el tema crucial del momento. Cada chiste es como la punta de un iceberg. No se ve lo que hay de fondo, de base, de sustento. A veces sobran temas, y uno debe sopesar para escoger entre unos y otros.
Estas en los medios hace un buen tiempo: ¿Creció o decayó el periodismo cultural en Paraguay en estos últimos tiempos?
Si entendemos el término “cultural” por su relación con los suplementos denominados “culturales”, sí decayó, y mucho. Años atrás, estos suplementos tenían más páginas y no padecían la mirada despreciativa de algunos periodistas o gerentes. Sucede que la filosofía, llamémosla así, de la marquetinería es la base de la mentalidad empresarial y quienes la llevan a cabo se olvidan de otras necesidades. Sólo piensan en lo inmediatamente lucrativo, sin percibir los saldos positivos que lo cultural arroja en la imagen de la corporación.
Más de uno conoce la ideología de Mario Casartelli: ¿Trabajarías en un periódico aunque no estés de acuerdo con su línea editorial?
Curioso, no estoy entre los que dicen conocer mi ideología porque yo no la conozco. Sólo sé que desde hace años evito incurrir en cosas como “lo políticamente correcto” y otros perfiles preestablecidos por vaya a saber quién. Desde ya, trabajar en Última Hora es un ejemplo de que, aunque no estoy de acuerdo con todo lo que publica, sigo formando parte del staff. Un diario empresarial como UH aglutina gente de distintas tendencias, y no existe consenso absoluto. Es más, muchas veces disentimos a años luz entre unos y otros. Pero predomina, creo, una visión más progresista que otros medios deliberadamente manipuladores en el manejo de la información.
¿Algún ilustrador a quien admires de sobremanera?
A Leonado Da Vinci y a caricaturistas contemporáneos como Hermenegildo Sábat y Carlos Nine.
Partiendo de la base de que este es un país con población mayoritariamente joven ¿Te parece que podría darse una suerte de revolución cultural?
De hecho, se está dando en algunos aspectos. Un ejemplo es el influjo social, comunitario del internet, gracias al cual se accede a pensamientos distintos de lo que establecen los medios periodísticos. Y eso permite confrontar y sacar conclusiones más amplias que inducen a accionar como colectivo. Es inevitable mencionar lo que aconteció hace poco en la plaza, en la manifestación contra los diputados. Eso no hubiese sido posible sin el internet.
¿Temes por el debilitamiento de la democracia paraguaya?
Siempre existe esa posibilidad. Los retrógrados de siempre quieren regresar, pero no creo que les resulte tan fácil como antes. En este país, si lo miramos retrospectivamente, comprobamos cuánto hemos crecido en conciencia.
¿Te ves algún día no dedicándote al arte?
Las veces que me preguntan si tuviera que escoger entre alguna manifestación artítica digo que en una isla me quedaría con la música. Pero hay un trampilla en mi respuesta, porque sé que dentro de mi música llevo mis poemas.
¿Podrías hacernos algún adelanto de algún libro o material discográfico que se viene para más adelante?
Acabo de terminar la grabación de un disco con canciones mías. Me llevó un año y tres meses grabarla, con intervalos por viajes u otras razones. Pero ya está. Ahora falta la parte de folletería y decidir cuándo y dónde presentarlo.
¿Cómo nació la manzana de Casartelli?
Mero azar. En los ’90, cuando aparecieron las computadoras en los diarios, un día tuve que hacer la caricatura de Víctor Benítez, y decidí intentar, por primera vez, a través de la informática. Entonces, la empresa nos proveyó de máquinas marca Apple. Terminé el dibujo Eso estableció que yo me fabricara un isotipo en la firma de mis dibujos, que terminó siendo la manzanita.
¿Por qué decidiste darle vida a la manzana?
Pensé en el simbolismo de la fruta en la historia. Que la manzana de Eva, que la manzana de Guillermo Tell, que la manzana de la discordia, etc. Y consideré propicio para un personaje en tiras cómicas. Y es lo que estoy haciendo, desde hace años en la revista Vida, de UH.
¿Cómo le gustaría que recuerden a Mario Casartelli, como el gran poeta, el gran dibujante, el gran humorista o el gran cantante?
Si lo que hago sirviera para algo constructivo, preferiría que lean con atención mis textos y escuchen con la misma actitud mis canciones, del mismo modo que observen mi labor gráfica. Y ojalá quede algo si no imperecedero, por lo menos compartible.
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