Se terminó el recreo, recuerdo haber escuchado que la cantinera decía consternada a la limpiadora: "Se murió", pero...¿Quién murió?; con la inocencia propia de la edad pensé que se trataba de un muerto más que engrosaba la lista de accidentados del fin de semana, entramos a la clase, los varones sudados después de haber jugado un partido (con una lata aplastada que hacía las veces de pelota), las nenas comentando lo lindo que era Nick Carter de los Backstreet Boys y el último capítulo de "Chiquititas", en eso entra la maestra, nunca voy a olvidar la expresión de la profesora Porfiria Benítez, conocida como "Profe Nena", todo el tercer grado sección "B" del Colegio Santa Marta prestando atención, lo que dijo a continuación me dejó las manos heladas: _Chicos, guardemos silencio, Argaña acaba de morir. Pero ¿Cómo? ¿Dónde?, pregunté yo. _Lo acaban de disparar, fue hacia el centro creo, quédense callados, voy a prender la radio....
Llegué a casa, toda la familia prendida al televisor, a ese señor que era llevado en una ambulancia, pálido y sin vida lo había visto hace un par de meses atrás con un pañuelo rojo, al lado de Raúl Cubas ante una multitud de gente. No tenía mucha noción de que pasaba entonces, pero sabía que el panorama político en Paraguay era agitado, mi abuela y mis tías estaban prendidas todo el día a la radio, con mate de por medio, y escuchaba mucho el nombre de otro señor: Lino Oviedo. Muchos decían que era la esperanza para el país, el mesías que iba a sacarnos del atolladero, otros que era el mismo diablo en persona, el Hitler nativo.
"Acá se arma la podrida" escuché decir a uno de mis padres, no era menos, el vicepresidente acababa de ser asesinado y el principal responsable era aparentemente el hombre fuerte de la política paraguaya de aquel entonces, volví a escuchar ese nombre: "Lino'o", y esta vez repetidas veces, ahí fue cuando supe que en realidad el presidente no era más que un títere de este militar de reducida estatura que tres años antes puso en jaque al gobierno de Wasmosy, y también porque el lema de la campaña electoral del Partido Colorado era: "Tu voto vale doble", tampoco me olvido que cuando se anunció el triunfo de la ANR en los comicios del 1998, con la ingenuidad que me caracterizaba dije en voz alta: "Pero claro, los colorados ganaron porque su voto valía doble, no vale así".
Recuerdo a Walter Bower exasperado, gritando "arrestelo, arrestelo", recuerdo a la gran cantidad de gente congregada esa fatídica mañana frente al Sanatorio Americano, donde estaban los restos mortales de Luis María Argaña, recuerdo las declaraciones de "Calé" Galaverna, de Elva Recalde y de varios otros políticos, pero lo que recuerdo con más claridad es que en vez de ver Power Rangers en televisión como hacía religiosamente todas las tardes, vi disturbios en la plaza frente al Congreso, policías de la montada repartiendo garrotazos a los manifestantes, carros hidrantes, gases lacrimógenos, pedradas, petardos. Esa noche jugaba el club de mis amores un partido importante en la Copa Libertadores....
_Papa, vamos a la cancha
_Vamos, cuando pase todo este quilombo en la plaza.
Nos fuimos....
Recuerdo que el camino para llegar al Estadio Defensores del Chaco, no fue la misma de siempre, esa vez no pasamos por el centro, aparentemente las aguas estaban calmas en la plaza caída la tarde, pero por seguridad tomamos otra vía. Primer tiempo, el Corinthians de Brasil salió a ganar, a pesar de jugar de visitante, que el "colorado" Gamarra jugase en sus filas hacía atractivo al lance, Olimpia también tenía lo suyo. Comenzó el segundo tiempo, corte de luz...Mala señal. Recuerdo que los espectadores escuchaban lo que estaba ocurriendo en la plaza, volvió el caos, muchos decían que estábamos en pleno Golpe de Estado, en Paraguay históricamente los apagones en tiempos de tensión significaron revueltas y deposiciones violentas de los gobernantes de turno. Recuerdo que la barra brava cantaba Patria Querida a todo pulmón en gradería sur.
Volvió la luz...Olimpia perdió dos a uno, no importó, algo mas trascendente estaba ocurriendo en otro sitio, la democracia pendía de un hilo...
¡Los oviedistas están disparando!, ¡Estos hijos de puta! ¡Que jodida está la situación!.
Esa noche no dormí mirando las imágenes de la masacre, el desastre se extendió, ya no era solo frente al Parlamento, sino en las calles aledañas, esa noche aprendí lo que era un francotirador y que el edificio donde estaban se llamaba "Zodiac".
Recuerdo al día siguiente la larga sesión en el Congreso de la Nación, ¡Que renuncie Cubas! era la consigna mas escuchada, recuerdo que en la cuadra los vecinos ponían banderas paraguayas frente a sus casas, el país estaba pendiente. Recuerdo las imágenes de como quedó la plaza, con las veredas rotas, destruida, de las calcomanías con la frase "El pueblo no se vende", los grafittis en las paredes: "Oviedo Asesino, Lino Narco".
Recuerdo cuando renunció Cubas, la esperanza, el júbilo, a la gente saltando en la explanada de la Cateral Metropolitana, señal de triunfo, recuerdo el dolor de las madres de los jóvenes caídos en esa heroica gesta, recuerdo al Pa'i Oliva, recuerdo que "oviedista" era prácticamente un insulto.
Recuerdo marzo del 99'...
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